sábado, 28 de marzo de 2009

SAN PEDRO NOS DA LA LECHE

San Pedro. El de las llaves del cielo. El Apóstol favorito de Jesús. La piedra sobre la que se edificó la iglesia. Y además, el pueblo que nos da la leche. Fue fundado en 1757, en medio el frío de las montañas antioqueñas, mas concretamente en un ramal de la cordillera central que parte desde Caldas en un territorio antiguamente poblado por los indígenas Nutabes, y al siguiente año se crea su parroquia, consagrada a San Pedro Apóstol. En 1774 se manifiesta (dicen) el señor Jesucristo en la estatua de San Pedro, a través de un crucifijo que recibió el nombre del Señor de los Milagros, de ahí el nombre de San Pedro de los Milagros. En 1813 se erige municipio.

Para llegar desde Medellín se viaja por la vía a San Pedro, que sale del corregimiento de San Cristóbal. Una carretera en mal estado debido a la inestabilidad del terreno, normalmente poblada de niebla y de ciclistas que salen a hacer deporte. A medida que se viaja se ve la niebla y el cambio de clima es evidente. Localizado al norte del departamento de Antioquia, el frío es la principal característica de este municipio, que limita por el Norte con los municipios de Belmira y Entrerríos, por el Este con el municipio de Donmatías, por el Sur con los municipios de Girardota, Copacabana y Bello y por el Oeste con el municipio de San Jerónimo.

Frío, viento y vacas
Está a una altura de 2475 metros sobre el nivel del mar, lo que le da una temperatura promedio de 14 grados, temperatura ideal para la producción lechera, pues favorece el crecimiento de pastos y es la ideal para el ganado lechero. El viento es protagonista en los campos abiertos del municipio, y pese a que el sol brilla, el frío es constante. Al salir al sol solo un rato se comprende la expresión “quema más que sol de tierra fría”, pues en efecto el sol pega bastante fuerte. Esto, sumado al viento constante, hace que las mejillas de las sampedranas y sampedranos estén quemadas y “coloradas”. Es gente amable y sencilla, que además de la cría de ganado lechero, cría también cerdos. Sin embargo la mayor actividad económica del municipio es la lechería.

Esto tiene una explicación científica. Gustavo López, zootecnista de la finca Dos Quebradas, ubicada en San Pedro, explica que “Las razas productoras de leche, como la Holstein (también llamada frisona) y la Airshire, las mas comunes en nuestro país para la producción lechera, son razas europeas de la división Bos Taurus, que tienen un rango de comfort entre 14 y 21 grados, si están en un clima más caliente no producen leche”.

Dos Quebradas: procesos.
Dos Quebradas es una finca de producción lechera, solo una de las tantas fincas lecheras e la zona, algunas de ellas altamente tecnificadas, que incluso cuentan con visitas guiadas para turistas. Es por esta abundancia de productores que se celebran las fiestas de la leche, este año en su versión XXI, celebradas la tercera semana de julio.

Todos los días, a las tres de la mañana y a las tres de la tarde, las vacas son llevadas a la estación de ordeño. Se reúnen con la calma que las caracteriza, y una a una son llamadas a la estación, por su nombre. “¡Alaska, Alaska!” Grita Rubén Trujillo, mayordomo de la finca. Y Alaska, con sus 800 kilos de peso, entra en la máquina, con paso lento y relajado. Carlos Rodríguez, trabajador de la finca, le esteriliza las ubres y luego le pone la máquina ordeñadora “A ellas no les da rabia, antes les gusta, mire que se quedan ahí tranquilas mascando cuido”, comenta Carlos con una sonrisa.

Mientras ella come concentrado, la máquina extrae hasta 45 litros de leche, que van a dar a un tanque en el que un aspa la revuelve para que no se cuaje. Y el proceso se repite con las otras 90 vacas lecheras que posee la finca. La leche que pasa a ese tanque es pasada posteriormente a un tanque de enfriamiento a la espera de que sea llevado a la planta procesadora de Colanta. Las vacas luego de ser ordeñadas vuelven a sus pastos, hasta la próxima ordeñada. Y esa es la rutina, de las vacas y de los trabajadores, no solo de Dos Quebradas sino de muchas otras fincas lecheras de ese municipio al norte de Medellín, frío y con mucho viento, donde San Pedro nos da la leche.

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