sábado, 28 de marzo de 2009

EL PASEO LARGO EN LA SELVA

Eliecer* es un hombre de 43 años, alto, gordito, ojos claros, y que siempre está sonriendo. Siempre. Cuando está en su trabajo como administrador de una finca ganadera, cuando está de paseo, en su casa, incluso cuando maneja. La sonrisa y el cigarrillo son sus dos constantes. Nadie creería que estuvo secuestrado durante 14 meses por un frente de las FARC en el Caquetá. El tema lo evita, nunca lo menciona, ni el ni ninguno de sus amigos. Esto fue lo que le ocurrió, tal y como él lo ve desde el hoy, casi 13 años después.

Jonathan: ¿Cuando te secuestraron, cuantos años tenías, que hacías?
Eliecer: Eso fue en junio del 96. Yo ya trabajaba como administrador de dos fincas porcícolas y lecheras, fui a pasar vacaciones a una finca del tío, en El Doncello, Caquetá. Esta zona pues estaba complicadita, pero normalmente ellos daban pues… vacuna, o sea que se suponía que no había ningún problema. En esos momentos era una zona con un grupo de las FARC, pero hubo un tiempo en que uno pensaba que a la gente que daba vacuna no la jodían. Yo estaba paseando con el primo, cuando llegaron ellos a la finca, pues lo citaron, pero se suponía que era para su cuota. Cuando llegaron, pues lo citaron primero a él y de una vez preguntaron que quienes había ahí, yo estaba paseando y dijeron “venga con él, acompáñenos”.

Fuimos al supuesto campamento que era mucho mas adentro de la finca, donde nos estaba esperando, ya ahí pues como que le exigieron al primo más plata, pero le dijeron que los tenía que acompañar, entonces nos dejaron al primo y a mí allá. Eso fue largo, nos dejaron un tiempo, después empezaron a tener comunicaciones con mi tío y el otro primo porque son dos hermanos, yo pensé que yo… “fuera guayabera” (risas), pero pues como que dedujeron que era mayor la presión si me dejaban con el. Como los cuchos estaban tan viejitos, aquí no le avisaron a ellos sino a mis hermanos, ellos estaban en la finca de nosotros acá en Antioquia.

J: ¿Y cómo lo recibió tu familia?
E: La cosa nunca se pensó que fuera a ser tan larga, entonces a los viejos les dijeron que era que me había tenido que ir, que me habían mandado de la oficina a Estado Unidos a hacer una vuelta, que estaba demorado. Y empieza a pasar el tiempo y afortunadamente, unos viejitos muy viejos y muy sanos, preguntaban ‘que porque no llama, que porque no escribe…’ esas son informaciones que tengo es de la gente de los compañeros, amigos que empezaban a llamar a preguntar por mi, entonces creo que mi hermana fue la que le comentó a Juan David, a mi jefe, porque el empezó a llamar también, porque eran unas vacaciones y a preguntar qué pasaba, para que no fuera a alertar a mi mamá, tan viejita sufriendo del corazón y todo, que iba ella a esperar eso…

J: ¿Cómo fue el inicio de “la estadía”?
E: De todas maneras las cosas fueron transcurriendo, allá era una situación como muy diferente, no nos ponían a caminar con ellos seguido, solamente en un principio, hablemos por ahí de un mes, mes y medio, porque uno en cierto momento va perdiendo la noción del tiempo. Es un desespero, una incertidumbre tan verraca porque es que vos no estás teniendo control ni de tu vida ni de tus actos, estas dependiendo de otra persona totalmente, que vos no conocés, que no sabés quién es.

Entonces en cierto momento nos entregaron fue como a una gente que aparentemente son campesinos, yo me imagino que no son campesinos sino gente que les pagan para que estén cuidando secuestrados. A mi me tenían ahí, con mi primo, un tiempo. Nos tenían juntos, nunca encadenados pero ¿para donde putas va a arrancar uno? Pa’ ningún lado, pues uno no tiene para donde irse… era un bohío, donde estábamos encerrados, una pieza, no pues que salga corriendo, pero si una cosa que donde uno sea una persona… que se quisiera volar pues… aquí lo ve uno así, podía haberlo hecho, pero uno allá todo lo ve imposible, o sea, porque baja como… las expectativas. Entonces resulto de que llegaron a un acuerdo, se dio una plata, eso fue por allá en octubre.

J: ¿Cuánta?
E:
Pues ellos empezaron a pedir mucha plata pero a lo último eso se bajó a 100 millones de pesos.

J: ¿Cómo fue ese proceso?
E:
Resulta que en octubre listo, se hizo la negociación, mi hermana Cielo se puso al frente de esto, entonces ella viajo, llevó la plata, y se supone que a nosotros nos entregaban en octubre, pues se hizo el canje, la entrega del dinero, que ella no lo hizo personalmente, sino el otro primo que estaba organizando, y resulta que en esas ocurrió una cosa aquí, como una toma, una cosa que pasó en Las Delicias donde mataron una cantidad de soldados, y eso se perratió completamente. En ese momento a mi me separaron del primo, se llevaron al primo y yo quedé solo. Ahí si dije yo “bueno, aquí si quedó Gustavo” ¿yo qué? Yo una persona adinerada no soy. Mi familia tampoco, pues la familia, mi casa, gente trabajadora toda pero en ningún momento pues hacendados, no… Entonces me separan de mi primo y yo pensé que eran que lo habían soltado a el, y Gustavo se quedó.

En todo caso a el se lo llevaron pa’ otra parte por un tiempo, y luego lo volvieron a llevar donde mi, resulta que con esa plata que se dio entonces pasó eso de Las Delicias y no se qué se dio como unos cambios de comandante o no se qué güevonadas, y al tiempo pidieron mas plata, y pues… la familia de mi tío tenía cierto dinero pero tampoco vamos a decir que son los mas ricos de una zona, gente trabajadora también que han sido campesinos, ganaderos, que han conseguido su plata trabajando, pero no para estar disponiendo de cantidades de plata pues así que venga déme 50, déme 100, déme 200 millones, es que no los tienen, pues eso es mientras que “venga que venda allá el ganado, que hipoteque allí que haga tal cosa”, y todo muy por debajo porque es que donde en un momento dado lleguen y denuncien el secuestro les congelan cuentas les congelan todo, entonces era callado, y el otro problema pues era aquí pues estar ocultando que yo estaba secuestrado, a los viejos. Como se volvió a hacer eso pues ahí si le toco a la gente de la casa meterse la mano al bolsillo, en todo caso eso pasaron hasta agosto del otro año, o sea 14 meses. El hecho es que las negociaciones se hicieron… que yo pueda decir muy bien que se hizo… No.

J: ¿Y después de volver, como fue?
E:
A ver... casi sin hacer un pacto, con nadie en la familia, siempre el tema se desechó completamente, el tema… es como un estigma, un karma, como un tabú, eso no se habla, es mas, nunca se comenta el tema, si se menciona es “ve tus vacaciones largas, el paseo largo”, pero así que “ve que es que el día, es que yo lloré que yo hice esto…” no. El tema fue abolido completamente, nunca se toca, eso fue hace casi 13 años y yo el tema siempre le rehuyo, no me gusta. No porque me de nostalgia, no… yo creo que las cosas desagradables uno las tiene que quitar, se vivieron, si claro, se vivió, se estuvo, pero nunca para uno tomarle miedo a la vida sino al contrario, seguir uno como mas… mas “sin miedo” (risas).

Inclusive cuando yo salí, arranqué nuevamente en el trabajo y me tocaba arrancar para la costa, que estaba muy complicada la carretera de la costa, pues que eso cada rato retén que se llevaron a 4 que se llevaron a 5, y no se porque mi actitud fue antes… desafiante: “no es que yo me voy, yo me voy en carro. ‘Que no te vas de noche’ me decían” yo salía a las 6 de la tarde, porque como que ah… en mi concepto, antes fue como decir eso no es tan miedoso, pues si vos que no tenés nada que ver te llevaron entonces cualquier momento te puede pasar, entonces no seás pendejo. Esa fue la actitud. Y como te digo no fue como hacer un acuerdo con nadie, sin decir nada, todos nos callamos.

También pienso que todo fue alrededor de los viejos, de no hablar del tema porque se podía escapar una mala frase o una cosa y pues los viejos son muy susceptibles y en cualquier momento pillan eso, ahora mi papá fue toda la vida una persona de campo, iba a la finca, esa zona estaba un poquito complicada, o estaba empezándose a complicar en esos momentos y le hubiéramos quitado las idas a la finca a él por miedo, además mi mamá era una persona que le tenía pánico a eso, es mas le decían que pasaba algo en el pueblo y se enfermaba y se venía, se enfermaba de verdad de los nervios (risas); entonces yo creo que eso fue más como el estigma de nunca hablar de eso. Es mas en estos momentos pues si ves a estos nuevos niños de la nueva generación de la casa, realmente ellos no saben nada, si les hablás de eso, ellos van a abrir los ojos, porque el tema nunca se habla.

J: Y tus papás nunca supieron.
E:
Nada, ellos murieron sin saber. Y murieron a los muchos años, porque mi papá murió hace siete años y mi mamá seis. Nunca se les dijo. Ahora que ellos fueran güevones toda la vida, no. Si les parecía raro que no llamara no escribiera yo… Pero como te digo afortunadamente eran personas de muy avanzada edad entonces no eran muy… sagaces en las cosas.

J: ¿Los del grupo y los cuidadores los trataban bien?
E:
Decir que nos dijeran cosas como “te vamos a matar, te vas a morir”, no. El contacto real que tuve con el grupo fue muy poco, porque nos entregaron a esta gente, y las pocas veces que hubo contacto si alcanza uno a percibir algo. Yo soy egresado de la Universidad de Antioquia, hice bachillerato en el Liceo Antioqueño, donde uno siempre ha tenido mentalidad abierta, contacto no directo con los grupos pero si con las ideologías, de izquierda, de derecha, y esta gente no tenía realmente una ideología, esta gente la había perdido totalmente, sobre todo esta gente rasa, no se si por su ignorancia pero no eran gente que tuviera una ideología marxista-leninista… sino que decían cosas como que “Ah si la finca de este señor la van a repartir pa’ todos…”

Yo creo que no hay peor cosa que la ignorancia, y estas personas eran ignorantes. Ahora que medio tuvieran algo de conocimientos, de pronto hablar uno con uno de los comandantes, pero uno no llegaba a un contacto directo con ellos, entonces eso se vuelve, para mi, una delincuencia común, en cierto momento, porque es que no hay una ideología, es un ir sin rumbo. Ahora, que pasa, yo creo que nosotros fuimos de las primeras personas que empezaron a demorar un secuestro tanto tiempo, porque antes se hablaba de un secuestro de 20 días, un mes, y ahora hablamos que hay gente secuestrada de cinco años, o más. Yo la verdad no entiendo porque un secuestro tanto tiempo. Cuando volví todo el mundo se aterraba “14 meses, es que a nadie”, y miras que ahora es uno, dos, tres, cinco años…

J: Cuando te llevaron a donde los cuidadores, ¿como era ese bohío? ¿Cómo vivías, que comías, donde dormías?
E:
hablamos de bohío en la zona selvática pero muy hacia los bosques, una casa como de tablas con techo de paja, cerca de un pocito, un estanque. Hacinados no estábamos, yo creo que la estrategia era repartir la gente, secuestraban bastante y los repartían de pronto por temor a un rescate masivo o algo así. La comida, arroz, mal hecho, (risas). Cuando estábamos muy de buenas nos daban sardina. Decir que nos tuvieron comiendo carne de mico y eso, no. Era un plátano, arroz, el único enlatado era pues la sardina y carne no llevaban allá, por eso digo que no comí carne de mico (risas). Era comida mala, pero decente. Yo volví flaquísimo. Dormíamos sobre unas tablas. El cambuche era como unas tablas. El piso era en tierra, entonces ponen cuatro palos altos y unas tablas, pero no dormimos en el suelo, si hubiera tocado tocaría, pero yo me muero del miedo de una culebra (risas). Eso digamos que es un cambuche, como decir una cama fijada al piso y sin colchón, sino esterillas y costales. Nos dejaban hablar entre nosotros pero no con la gente que nos cuidaba. Nosotros, claro que hablábamos, todo un santo día, toda una santa noche.

J: De pronto un trauma…
E
: Yo voy a todas partes, pero a la única parte que no he querido volver es allá, porque la finca la conservan, y yo conservo el contacto con mis primos, pero ellos ya no están allá, se volvieron para el Valle, ellos son vallunos. Mi “trauma” de pronto es que ya no creo dependencia de nadie. Con ellos, hablamos, nos hemos encontrado en Cali, ellos han venido acá. A mi no me pasó como a mucha gente que tienen que hacer terapia y no se qué… No se si es mi forma de ser o que, pero yo soy muy dado a la realidad, y a aceptar las cosas que están pasando en el momento y no quedarse en el pasado. Hoy me tocó esto, listo vivamos esto. Yo creo que lo único real es el hoy, el pasado pues ya se vivió y el futuro no sabemos si va a llegar. No me asusta en absoluto el hecho de trabajar en el campo, y trabajo allí en San Pedro, prácticamente en el pueblo; y me voy para la otra finca en Planeta Rica que si es más lejos, muy lejos del pueblo. Y yo amanezco allá solo sin ningún temor.

Y no hay que quedarse en el pasado, si vos te quedás patinando sobre lo mismo nunca vas a salir de eso, es como si vas a un restaurante y te comés un plato maluco, no volvés y listo, no te quedás ensayando todos los días a ver si va a ser mejor o preguntando la receta y hablando sobre él, no, no volvés y ya. Yo lo tomo así. Nunca estuve de ir donde un psicólogo (risas) no. Eso va en la fortaleza de cada persona, yo no voy a decir que soy Supermán, pero me considero una persona que frente a estas cosas no soy digamos fuerte sino realista, si uno es realista, ahí va sobreviviendo.

*Nombre cambiado.

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