sábado, 28 de marzo de 2009

"ME ACOSTUMBRÉ A HACER ROSTROS"

“Pinto retratos porque fue lo que aprendí a hacer”, comenta secamente doña Amparo Zapata; una señora de unos 50 años, morena, de cabello corto y negro; sentada en una pequeña butaca en el lugar donde desde hace tres años hace y vende retratos con su socio Víctor: La Playa con la Oriental.

El punto
Doña Amparo y Victor trabajan desde hace tres años en uno de los cruces mas transitados de la ciudad.El lugar donde se ubica doña Amparo no es un lugar calmado o
silencioso, como se supone que es el lugar de trabajo de un artista, es uno de los cruces con mayor circulación vehicular de la ciudad. “La verdad yo no ando mucho, siempre he vivido aquí en Medellín, y me parece que este sitio es como más descansado para uno poder trabajar, donde circula mucha gente, y bueno, de pronto, por el muro que es el que le ayuda a uno para colocar las muestras.” La idea de tener un local no parece interesarle mucho, pues prefiere sentir a la gente, el ruido de la ciudad. “Pues a ver, un local… La verdad es que yo tampoco he buscado, me pegué aquí de la Playa y parezco como... una pulga ahí pegada del muro (risas). De pronto por el espacio, a mi que me gusta el espacio, porque es muy amplio, los carros no están tan encima ni la gente tampoco, y el muro se nos presta mucho para poner las muestras, y pues, encerrado en un local hay que tener mucha publicidad, en cambio en la calle pues todo mundo lo ve a uno y ya nos conocen, llevamos tres años de estar aquí seguido y siempre vienen.”

Historia y rutinas
Doña Amparo aprendió hace 17 años a hacer los retratos, suspendió casi 12 años, y hace tres años que volvió a
coger el ritmo, instalándose en el cruce la Playa con la Oriental. “A mi me enseñó un pintor de la calle, y eso fue lo que aprendí a hacer. -¿nunca le ha surgido la curiosidad de pintar otras cosas?- No, me acostumbré a hacer rostros, y eso fue a lo que me dediqué.

De lunes a viernes, doña Amparo llega a su lugar de trabajo aproximadamente a las nueve de la mañana, y trabaja hasta las seis de la tarde, y siempre tiene clientes y se le ve trabajando, sea en un retrato particular o en una muestra. “Lo que pasa es que cuando de pronto no tenemos encargos de particulares trabajamos las muestras, como una especie de exposición que se hace aquí siempre. Esas muestras también se venden, unas más que otras: Andrés Escobar el futbolista, Pablo Escobar, Juanes, el retrato del presidente Uribe, el de Galán…”

Espacio público
Espacio público ya no molesta a doña Amparo y Víctor. “Al principio si nos estuvieron molestando mucho, y nosotros por aquí insistiendo e insistiendo pues nos han llegado como a tolerar un poquito, vamos a ver hasta cuando, de todos modos esto se ha vuelto como un medio cultural de La Playa, la gente pasa y habla y mira y opinan, cada quien da su opinión sobre los personajes que hay ahí, se ha vuelto algo como muy... como un espacio de distracción para las personas que pasan”

Avenida La Playa con la Oriental. Congestión, muchos carros, contaminación, tumultos, y retratos. El precio, “Depende de la técnica, en sepia o carboncillo 70.000 pesos; en óleo, 200.000, en pastel 100.000.” Y ahí está, imperturbable, doña Amparo, una señora de gran talento, que prefiere el ruido y el espacio libre de la calle, y que desde hace tres años demuestra que del arte si se puedevivir.

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